Mariana en el imaginario cultural

Centro Europeo de las Mujeres Mariana de Pineda – Conoce a Mariana Pineda

Tras la muerte de Mariana y su exaltación como mito del liberalismo español, su recuerdo pronto se convirtió en una fuente inagotable de inspiración cultural, tanto en la literatura como en el mundo del arte: pintura, escultura, música y espectáculos, desde danza a exposiciones, creaciones musicales y artes cinematográficas.

A lo largo del tiempo se han sucedido distintas creaciones literarias que han reflejado los diversos roles otorgados a una Mariana imaginada, fruto de la época en la que fueron creados. Destacan las obras que transmiten a una bella y decorativa mártir liberal, revestida bajo la visión patriarcal por los valores tradicionales femeninos (V.D.1).

Junto a ella convive la Mariana politizada que recogía el espíritu de libertad republicana y que en 1931 (V.D.2 y V.D.12) sería encumbrada como ideal de la lucha revolucionaria y de la lealtad en una conferencia pronunciada por María Lejárraga (V.D.15); también como personaje ilustre representado en sellos editados por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (V.D.6 y V.D.7).

Como heroína popular, con la que se identifica el pueblo, es una de las mujeres más cantada en romances y coplas tradicionales, transmitidos oralmente desde su muerte (V.D.18). De esta manera se difundieron distintas versiones de una legendaria y romántica Mariana más allá de la ciudad de Granada. Las Aleluyas publicadas por Antonina Rodrigo en 1983, y compuestas por 36 viñetas, son una de las últimas aportaciones a este género (V.D.5).

En 1836 José de Castro y Orozco (V.D.8) escribió la letra del que es conocido como el Himno Heroico Himno Histórico a Mariana Pineda, publicado tardíamente en 1864. En el año 2003 fue musicado por el compositor granadino Santiago Martín Arnedo.

Si la primera obra de teatro dedicada a Mariana es de Francisco Villanueva, editada en Lisboa en 1837 (V.D.3), será sin duda Federico García Lorca quien la haga universal con la publicación de Mariana Pineda. Romance popular en tres estampas (1927) (V.D.26). Reflejando su percepción de la heroína del amor, Lorca perseguía un éxito poético en el que mostrar a la Marianade su infancia (V.D.23V.D.25V.D.28 y V.D.24). La obra teatral fue estrenada en distintas localidades (V.D.27), contando con la actuación de la actriz Margarita Xirgú (E.42) y la escenografía de Salvador Dalí (E.44 E.46).

Aunque durante la dictadura franquista el recuerdo de Mariana se oscureció y borró de la Historia, otras obras mostraron una visión de la heroína más revolucionaria y subversiva, como fue la de José Martín Recuerda (1970) (V.D.21).

En la actualidad, Mariana sigue siendo percibida desde distintos géneros literarios como figura ejemplar. Sirvan de ejemplo las letras de la granadina Eulalia-Dolores de la Higuera con motivo del 162 aniversario de su ejecución (V.D.13), el magnífico discurso ofrecido por Francisco Izquierdo (2005) (V.D.16) o la secuencia lírica de Antonio Carvajal en su Mariana en sombras (2002) (V.D.20).

Junto a las biografías previas, será Antonina Rodrigo quien la investigue con detalle y eleve como protagonista del discurso histórico. Muestra de ello son las distintas ediciones escritas desde 1965 hasta la actualidad (V.D.19). Sin duda, también han sido extraordinarios los trabajos ejercidos por Cristina Viñes Millet.

Pero no solo la literatura ha hecho acopio de su imagen. En la pintura histórica del siglo XIX (Isidoro Lozano, Vera y Calvo o Contreras) Mariana aparece caracterizada como afligida figura idealizada, cercana a la iconografía cristina (E.46E.47E.45 y E.58). Lejos de estas visiones, los retratos de Francisco Izquierdo o Hernández Quero nos acercan a enfoques más personales, aderezados por el estilo de cada autor.

Con estas construcciones culturales y la celebración de los distintos centenarios, eventos, premios y homenajes (V.D.17 y V.D.14), permanece viva la memoria de una mujer excepcional, símbolo presente y atemporal de palabras cargadas de valor: libertad, igualdad y ley.

Autoras: Paula Sánchez Gómez y Teresa Megías Gámiz

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