Centro Europeo de las Mujeres Mariana de Pineda – Conoce a Mariana Pineda
En el primer tercio del siglo XIX Granada es una de las capitales más bellas y seductoras de Europa, un verdadero foco de atracción para visitantes y artistas románticos que se deslumbraban ante sus contrastes y pintorescos rincones. Testigos de un glorioso pasado andalusí pervivían con el nuevo orden urbanístico, construcciones y estilos arquitectónicos que se desarrollaron en la ciudad cristiana a partir de 1492.
Un paseo por los barrios de la vieja medina islámica permitía transitar por sinuosas y angostas callejuelas entre paños de murallas, arcaicas puertas y exóticos monumentos (E.6) bajo la imponente presencia de la Alhambra (E.2, E.7 y E.3) y el Albaicín.
El río Darro surcaba la ciudad dejando a su paso las tradicionales casitas y puentes que entonces permitían atravesar las dos riberas de su cauce antes de su embovedado (E.13, E.18 y E.17). Los frescos paseos en torno al Genil (E.4) se convirtieron en uno de los lugares preferidos para el disfrute de la sociedad granadina. El panorama se completaba con personajes populares y damas ataviadas con las vestimentas habituales de la época (E.8 y E.9).
Junto a esta urbe de corte oriental, la Granada del siglo XIX era también heredera de la ciudad cristiana, que a partir del siglo XVI persigue el ideal castellano. La regularización de calles, derribos y proyectos de ensanche tuvieron como fin la reorganización urbana y la creación de nuevas plazas y espacios públicos. Al mismo tiempo se originaron zonas de expansión hacia la Vega, más allá del antiguo recinto fortificado islámico. Bajo la influencia de nuevos modelos artísticos se construyeron importantes edificios civiles y religiosos, como la Catedral (E.14) y las iglesias parroquiales, focos de expansión urbana y núcleos en torno a los cuales se organizaron las distintas zonas o colaciones en las que se dividió la población. La trama religiosa se completaría con conventos, beaterios, monasterios, ermitas, cruces y capillas.
En este escenario, la infancia y primera juventud de Mariana de Pineda transcurre en uno de los sectores más distinguidos y con más arraigo histórico de la Granada del primer tercio del siglo XIX: la carrera del Darro, ligada a la parroquia de Santa Ana y junto a la flamante plaza Nueva, centro neurálgico de la vida social granadina de la época.
La creación de plaza Nueva se remonta al siglo XVI y supuso la primera cubrición parcial del río y la construcción de una serie de elementos en torno al Darro: al fondo la plaza y torre de la iglesia mudéjar de Santa Ana entre los contornos de las casitas del barrio, delante un pilar renacentista, a la izquierda el majestuoso edificio judiciario de la Real Chancillería, a la derecha un antiguo hospital, y al fondo, la torre de la Vela (E.16 y E.12).
Otro foco neurálgico de la ciudad, dedicado también a la celebración de actos oficiales y festivos, era la bulliciosa plaza Bibarrambla (E.5). Próxima a las calles Zacatín, Mesones y la Alcaicería, se constituía como el corazón comercial granadino donde se establecieron la pescadería, carnicería y el mercado de frutas, verduras y hortalizas. En estas inmediaciones tan privilegiadas la familia adoptiva de Mariana ostentó un negocio comercial situado en el desaparecido arco de las Cucharas, que permitía el acceso desde la plaza a la calle Mesones y al populoso barrio de Santa María Magdalena.
Este barrio era una de las principales zonas residenciales y comerciales de la Granada moderna, perfectamente consolidado ya a finales del siglo XVIII, como se aprecia en el plano de Francisco Dalmau de 1796 (E.11). Caracterizado por la existencia de casas-patio, otras de uso comunal o vecinal y viviendas señoriales, atrajo a grupos enriquecidos, profesionales liberales, burocracia urbana y fabricantes y comerciantes de diversos gremios y oficios.
Será en este barrio donde Mariana resida junto con su familia durante sus diez últimos años de vida y militancia política. Primero en la antigua calle Recogidas (E.10) para, desde 1828, habitar en una acomodada casa-patio de la calle Águila, cercana entonces a la Vega granadina y a la plaza de Gracia. La sala expositiva se ubica en la planta baja de la vivienda, actual sede del Centro Europeo de las Mujeres Mariana de Pineda.